Antonio Díaz, Marta Lagos
Un 4.6% de los chilenos mayores
de 18 años cambiaron la comuna en que votan entre la elección presidencial de
2013 y las elecciones municipales de Octubre 2016, como consignamos la semana
pasada. Pero no sabemos cuál es el perfil de esas personas en cuanto a su
ingreso.
La ley de transparencia nos
permite acceder a los datos de ingresos de los funcionarios del estado central.
Es decir, todos los que trabajan para algún ministerio o alguno de sus
servicios y cuyo cargo e ingreso están publicados en los portales. (sin los
municipios). Esta información es muy valiosa porque nos permite acceder al
ingreso de los votantes y con ello analizar el perfil de los que se cambian y
los que se quedan en su antiguo lugar de votación. Conocer el perfil ayuda a
comprender el comportamiento electoral. Desde luego podemos sostener la
hipótesis que quién se cambia, va a ir a votar, mientras que quienes se quedan
tienen menor probabilidad de votar.
De acuerdo al último dato
disponible de la Dirección de Presupuesto, el año 2014 había 227 mil
trabajadores del gobierno central (cuadro II.1 Estadísticas Recurso Humano
2015, Dirección de Presupuesto) lo que nos da la base para buscar los datos del
año 2016 en cada portal de transparencia. En los portales de Transparencia de Julio
del año 2016, se puede recuperar la información de 191 mil trabajadores. Es
interesante su perfil, en primer lugar, el 60% son mujeres, y la gran mayoría (62%)
son trabajadores a contrata, un 9% son a honorarios y un 29% son trabajadores
de planta. Sólo uno de cada tres personas que trabajan en el estado central
tienen carrera funcionaria, son de planta. Casi dos tercios del estado chileno
son personas que no tienen mucha estabilidad laboral ya que no son de
planta. Quizá el primer comentario que
cabe hacer es que el estado debería modernizar su tratamiento hacia las personas
que trabajan para él, y entregarles una condición laboral más acorde con los
tiempos. No está en los portales de transparencia el número de años, o meses
que la persona trabaja en el estado, o en esa repartición pública, lo que
entregaría la estabilidad laboral de los funcionarios y su relación con los
ciclos de cada gobierno.
Pero sabemos si se cambió de
comuna entre las dos elecciones, 2013-2016.
Mientras el cambio promedio
nacional es 4.6%, en los funcionarios del gobierno central esa cifra aumenta a
un 7%. Más interesante aún es la distribución según el tipo de contrato que
tiene el funcionario. Entre los funcionarios a honorario encontramos la mayor
proporción del cambio con un 9.6%, y la más baja entre los trabajadores de
planta, 5.6%, aunque superior al promedio nacional. Los trabajadores a contrata
están entre estos dos grupos. Es decir, por una parte, no importa qué tipo de
contrato tiene el funcionario, en promedio se cambia más que el votante
promedio en el país, pero al mismo tiempo la gran mayoría de ellos se cambia el
doble. Eso significa que en promedio el funcionario del estado tiene (dos
veces) más probabilidad de votar que el votante potencial promedio del país.
Una de las interrogantes que
teníamos respecto de las personas que se cambiaban de comuna era su perfil de
ingreso, comparado con los que no se cambiaban de comuna. Como se puede
apreciar del gráfico, los que se cambiaron de comuna ganan en promedio más que
los que se quedaron, siendo esta diferencia en términos de promedio mayor en
los trabajadores de planta (casi 1 millón), versus los $400 mil en los
trabajadores a honorarios y nuevamente los trabajadores a contrata están entre
ambos grupos. Es decir, los que se cambian ganan en promedio más que los que se
quedan.
Los que
más se cambian de comuna (el doble que el promedio nacional) son los
funcionarios públicos que más dinero ganan dentro del estado. Al mismo tiempo
todos los funcionarios públicos, independiente del ingreso que perciban, se
cambian más que el promedio nacional.
Sin duda que una proporción de
los que se cambian de comuna para votar lo hacen por motivos de cambio domicilio,
con el objeto de votar donde viven. Sin embargo, éstos datos sugieren
fuertemente que los motivos del cambio de comuna no es el cambio de domicilio
sino más bien otros.
Los datos sobre el cambio de
comuna sugieren que para votar las personas buscan al candidato y el lugar donde
éste compite. Sin duda la amistad y el conocimiento de la persona influye, pero
también sugiere que el votante busca un motivo para votar al cambiarse de
comuna. La ciencia política en su literatura muestra que las personas requieren
un motivo para votar, que el elector debe sentir que el voto importa, que hace
diferencia, que puede cambiar las cosas con su voto. Hay mucha evidencia a ese
respecto.
En esta elección la razón del
voto es particularmente válida ya que en más de 200 municipios el candidato que
puntea más es el incumbente que puede llevar hasta cuatro o cinco períodos como
alcalde. Es decir, el voto no cuenta mucho porque no se puede cambiar nada con
él, la probabilidad de cambio de alcalde es nula o casi nula. Podríamos
calcular la cantidad de comunas en que eso es así, según los períodos de cada
incumbente.
El que casi uno de cada diez funcionarios
mejor pagados en el estado hayan cambiado su lugar de votación entre las dos
elecciones sólo confirma la teoría del valor del voto. Esos funcionarios van
detrás de un candidato que para cada cual haga sentido y por ello mismo
confirman su altísima probabilidad de votar. Cabe señalar que los tiempos
juegan un papel muy significativo, porque las personas se tienen que cambiar de
domicilio electoral mucho antes que comience la campaña electoral, por tanto,
el elector que se cambia requiere de información del candidato para concretar
su cambio. Por cierto, que una vez
totalmente definida la carrera, a muchos se les ocurre que podría haber sido
una buena idea cambiarse para votar por un candidato determinado. Pero cuando
esa información está disponible los registros ya se cerraron y no es posible
Acaso una manera de combatir la
abstención, entonces, no sería, permitir el cambio de lugar de votación después
del cierre de la lista de candidatos.? En un momento particularmente frágil de
la política, es legítimo que los votantes busquen a personas en las cuales
ellos confían, y en los cuales crean que las cosas pueden cambiar en el futuro.
¿En otras palabras, cuánto abstencionismo se debe a que la persona no le
encuentra sentido a su voto porque la elección tiene un resultado conocido
antes del día de votación? ¿Y cuántos electores podrían votar si se pudieran
cambiar de comuna para votar? El alto porcentaje de funcionarios públicos que
se cambian de comuna sugiere que a mayor ingreso importa más buscar un lugar de
votación que haga sentido votar, que es lo mismo que decir que quienes tienen
más ingreso tienen más información y por ende tienen más probabilidad de
cambiar su lugar de votación y votan con mayor probabilidad.