Este domingo, 25 de octubre, estaremos a 52
semanas de las próximas elecciones municipales del 2016, que se tornan cada día
más relevantes. ¿Por qué? En primer lugar porque es ahí donde se definirá el
creciente poder que tendrán las autoridades locales en medio de la demanda de
descentralización que se instala en la población; y segundo, porque es el punto
de partida para mirar las elecciones presidenciales del 2017.
Lo mas relevante, sin embargo, de
nuestro punto de vista, para el desarrollo de la democracia, tiene que ver con
la promesa
que se dio cuando se aprobó la ley de inscripción automática y voto voluntario.
Cuando se discutió y aprobó esta ley, una de las apuestas era que “Y si los partidos y coaliciones
fracasan en ese intento simplemente abrirán el camino para que otros lo logren”. Es decir, si la oferta de
candidatos no lleva a los ciudadanos a votar, nuevos candidatos van a surgir
que si van a lograr ese efecto.
En las elecciones municipales
del año 2012 participó tan solo un 42% de los chilenos inscritos, es decir, más
de la mitad de la población no se sintió representada por los candidatos a
concejal y alcalde. Eso debería -de acuerdo a quienes promovieron la
inscripción automática y voto voluntario- generar una gran oportunidad para que
emerjan nuevos candidatos para las municipales del 2016, ya sea de los mismo
partidos o nuevos partidos, que van a producir que los chilenos que no están
votando vayan a la urnas.
En las próximas semanas y meses,
estaremos analizando este y otros temas de incidencia política en torno a las
elecciones municipales 2016 y las consecuencias que estas tendrán en el debate
público, y probablemente en las definiciones de cara a las próximas elecciones
presidenciales, siempre desde nuestra mirada, la de nuestro libro “Los Dos
Chiles”.
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