Las primeras elecciones parlamentarias sin
elección simultanea de Presidente desde el retorno a la democracia en 1990 se
realizaron en 1997 en la mitad del período presidencial de Eduardo Frei Ruiz
Tagle.
El país
crecía a un 7%, el desempleo estaba bajo el 6%, y la aprobación al gobierno según
la encuesta CERC en Septiembre de ese año era de un 59%. El año 1997 fue un buen año económica y
socialmente, sin grandes acontecimientos. Poco hacía prever un cambio en el comportamiento
político como el que ese manifestó en las elecciones parlamentarias de ese año.
La elección acusó la primera baja
significativa de participación electoral desde la reinauguración de la
democracia. Disminuyeron en 943.000 los votantes respecto de la elección
presidencial. Casi la totalidad de la
disminución fue el castigo a la coalición de gobierno que perdió 800.000 votos.
Es así como en las elecciones presidenciales de 1993, un total de 3,7 millones
de personas votaron por los candidatos de la Concertación de Partidos por la
Democracia, bajando a 2.9 millones en
las parlamentarias de 1997.
Del total de los 800.000 votos que perdió la Concertación,
el mayor castigo se lo llevó el partido del presidente de la república, el PDC,
que perdió medio millón de votos. En efecto, pasó de obtener 1,8 millones de
votos en las elecciones de 1993 a 1,3
millones de votos en las de 1997. A pesar de haber perdido medio millón de
votos, la Democracia Cristiana eligió un diputado más en esa elección que en la
anterior, por las ventajas del sistema binominal, favorecido por doblajes que fueron posible por el compañero de lista del
PS/PPD.
Había inscripción voluntaria pero voto
obligatorio, y a pesar de eso casi un millón de personas manifestó su rechazo
al acto electoral quedándose en la casa, más que cambiándose de partido o de
coalición.
Podemos comprobar que la gente no se cambia
de posición política sino simplemente deja de votar comparando por mesa los
votos obtenidos por candidatos. Si miramos el distrito D26, La Florida vemos
que en 1993 se eligieron ambos
candidatos de gobierno, Carlos Montes y Mariana Aylwin. En 1997 ambos iban a la reelección, el
diputado Carlos Montes mantuvo los votos
que había obtenido en la elección de 1993, mientras Mariana Aylwin perdió votos
en todas las mesas. En el primer gráfico vemos la votación de Mariana Aylwin por mesas en 1997, la línea
roja corresponde a los puntos donde la votación de 1997 habría sido igual a la
de 1993. Es decir en 1997 obtuvo en cada una de esas mesas menos votos que en
1993.
En el segundo gráfico vemos la votación de
Carlos Montes por mesa en 1997 y sus mesas están muchas por encima de la
diagonal que muestra la votación 1993. Es decir obtuvo en la muchas mesas más
votos el ano 1997 que el ano 1993 y alguno de las mesas están por debajo de la
línea roja con el efecto contrario.
La pérdida de votos de la Concertación en las
elecciones de 1997 no fue revertida en las elecciones sucesivas. Tampoco lo
logró la Democracia Cristiana. Se puede
decir que esos electores empezaron a desilusionarse de la política a partir de
esa elección. El número de votantes que elige presidente ha venido bajando
desde la elección de Frei Ruiz Tagle, y por ende el número de votantes que elige
el parlamento también, ya que esa fue la única elección parlamentaria que no
fue simultánea. En ese entonces se creía que acoplándolas con las
presidenciales se podría evitar la merma de votos.
Hoy tenemos una ley electoral nueva que
intenta revertir la pérdida de votos, 16 años después que se manifestara el
fenómeno masivamente por primera vez. La experiencia internacional muestra que
el voto voluntario produce un debilitamiento de la participación electoral.
Chile lo confirmó el 2012 con los
comicios municipales. Está por verse si Chile rompe esta tendencia y la caída
constante de la participación sobre la población en edad de votar, desde las
elecciones de 1997, se detendrá o hasta se puede logra revertir. Para la
calidad de la democracia, el último escenario es el deseado.
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